El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció que la temporada navideña en el país comenzará este 1 de octubre, una medida que ya ha aplicado en el pasado y que genera críticas de la oposición y la Iglesia Católica. El mandatario justificó la decisión como una forma de “impulsar la economía y la felicidad” en un país que enfrenta una prolongada crisis económica y política.
“Es septiembre y ya huele a Navidad”, declaró Maduro en una conferencia de prensa, donde afirmó que la celebración busca promover el comercio, la cultura, y el espíritu festivo con gaitas y hallacas. Esta estrategia no es nueva; el gobierno de Maduro y antes el de Hugo Chávez han adelantado la Navidad en distintos momentos de tensión social y política.
Según analistas, esta práctica es un recurso político recurrente para contrarrestar los momentos de crisis. Durante esta época, el gobierno suele distribuir bonos, bolsas de comida y otras ayudas sociales, buscando crear un clima de celebración que alivie la tensión.
El anuncio se produce en un momento particularmente delicado en las relaciones con Estados Unidos. Maduro ha denunciado un supuesto "despliegue militar" de Washington en el mar Caribe como una “amenaza de invasión”, aunque la Casa Blanca asegura que son operaciones antidrogas. En este contexto, el adelanto de la Navidad vuelve a surgir como una herramienta de distracción y propaganda.
La medida ha sido criticada por la Iglesia Católica y la oposición. La Conferencia Episcopal Venezolana ha advertido en ocasiones anteriores que la festividad no debe usarse con fines políticos o de propaganda, mientras que la oposición la ha calificado como una estrategia para desviar la atención de los graves problemas que enfrenta la población. En el pasado, esta medida se aplicó en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez, en 2020 en medio de la pandemia y en 2022 durante la polémica reelección de Maduro.
