Estados Unidos ha dado un paso drástico en su presión contra el régimen de Nicolás Maduro: ha declarado al “Cartel de los Soles” como una organización terrorista, acusándolo de operar bajo la protección directa del presidente venezolano. Con esta medida, Washington pretende utilizar todos sus recursos legales y diplomáticos para cercar a Maduro y a su entorno por supuesta complicidad con el narcotráfico internacional.
Según el Departamento de Estado, el Cartel de los Soles está compuesto por altos funcionarios civiles y militares venezolanos que habrían montado una red de tráfico de drogas con impacto directo en territorio estadounidense. Además, se les vincula con carteles como el de Sinaloa y bandas violentas como el Tren de Aragua.
La acusación no es nueva. Durante el primer mandato de Donald Trump, la justicia estadounidense ya había presentado cargos por narcotráfico y “narcoterrorismo” contra Maduro, apuntando que habría facilitado el envío de toneladas de cocaína a EE.UU. en alianza con las FARC. Ahora, con esta nueva clasificación, se refuerza la estrategia de presión internacional y se habilitan herramientas más agresivas para perseguir a los implicados.
Uno de los rostros clave del caso, el exgeneral Hugo “el Pollo” Carvajal, extraditado desde España, enfrenta actualmente un juicio en EE.UU., lo que podría abrir más revelaciones sobre la supuesta red criminal.
Desde Caracas, la reacción no se hizo esperar. El gobierno venezolano calificó la decisión como un acto de “injerencia descarada” y negó tanto la existencia del Cartel de los Soles como del Tren de Aragua. El canciller Yvan Gil incluso tachó a este último de “invención mediática”.
Esta nueva escalada promete agitar aún más las tensas relaciones entre ambos países, mientras crecen las acusaciones cruzadas en un escenario geopolítico cada vez más polarizado.
