Eduardo Del Castillo, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), mantiene firme su decisión de continuar en la carrera presidencial, pese a los bajos niveles de apoyo que muestran las encuestas y la falta de una coalición unificada en la izquierda para enfrentar a la oposición.
El escenario político se ha complicado tras la renuncia del expresidente Luis Arce como candidato, luego de críticas por una gestión económica marcada por la escasez de divisas, desabastecimiento de combustibles y el aumento de precios en productos básicos.
Del Castillo, un abogado que fue ministro de Gobierno durante casi cinco años, fue elegido por el MAS para reemplazar a Arce. Sin embargo, las encuestas lo ubican en los últimos lugares, con un apoyo inferior al 3%, muy por debajo de los candidatos opositores que lideran con alrededor del 20%.
A pesar de estas cifras, el candidato asegura que su equipo maneja datos distintos y niega que su candidatura pueda significar la pérdida de la personería jurídica del MAS, manteniendo la confianza de un sector importante de la población.
Por otro lado, los líderes del MAS han intentado formar un bloque unido con otros movimientos de izquierda, incluyendo a figuras relevantes como el presidente del Senado y la alcaldesa de El Alto, pero hasta ahora no han logrado acuerdos concretos.
Del Castillo ha rechazado negociar con sectores que plantean condiciones que no favorecen a las familias que históricamente han apoyado al MAS y ha subrayado que solo dialogará si las propuestas benefician a sus bases sociales, reafirmando así su compromiso de mantenerse en la contienda electoral.