La operación del Sistema Interconectado Nacional (SIN) se basa en el principio de despacho económico, priorizando el uso eficiente y de menor costo de los recursos naturales como el agua, el viento y la energía solar. Esta lógica permite adaptar la generación eléctrica a las condiciones estacionales: en la época húmeda se privilegia la hidroeléctrica, mientras que en la seca se incrementa el uso de fuentes térmicas, garantizando así un suministro constante y estable en todo el país.
Actualmente, Bolivia cuenta con una matriz energética diversificada que combina fuentes renovables y térmicas. Esta variedad permite responder con eficacia a variaciones climáticas y a contingencias operativas, fortaleciendo la resiliencia y la seguridad energética nacional. La generación térmica se basa en ciclos combinados, que ofrecen mayor eficiencia y menores emisiones contaminantes en comparación con tecnologías más antiguas.
Con la mirada puesta en el futuro, el país avanza en una transición energética que busca reducir progresivamente la dependencia del gas natural e incrementar el uso de energías renovables. Esta transformación es liderada por el Ministerio de Hidrocarburos y Energías, a través del Viceministerio de Electricidad, y ejecutada por ENDE mediante el Plan de Expansión Energética, que contempla nuevas infraestructuras, innovación tecnológica y una gestión estratégica de los recursos para garantizar el desarrollo sostenible del sector eléctrico.