Bolivia dio este lunes un paso decisivo para reposicionarse en el mapa del turismo global: el Gobierno anunció la eliminación del requisito de visa para ciudadanos de Estados Unidos, Israel y varios otros países, una medida que apunta directamente a dinamizar la llegada de visitantes y aumentar el flujo de divisas en un momento clave para la economía nacional.
La ministra de Turismo, Cinthia Yañez, explicó que Estados Unidos e Israel —antes ubicados en el restrictivo Grupo III, que exigía un visado aprobado tras consulta consular— pasarán al Grupo I, categoría que permite el ingreso libre con fines turísticos. El cambio, según sostuvo, responde a una estrategia de apertura tras años en los que las restricciones, impuestas por motivos políticos, redujeron significativamente la afluencia turística.
Yañez recordó que la implementación de visados para estadounidenses en 2007 y para israelíes en 2014 generó pérdidas estimadas en 900 millones de dólares por la caída del turismo. Con la renovación de vínculos diplomáticos, afirmó, se allana el camino para recuperar mercados que alguna vez fueron fundamentales.
El canciller Fernando Aramayo complementó el anuncio señalando que la flexibilización también alcanza a ciudadanos de Corea del Norte, Sudáfrica, Letonia, Estonia y Rumania. Para Aramayo, la decisión envía un mensaje claro: Bolivia quiere ser percibida nuevamente como un país abierto, seguro y confiable. “Hay que devolverle confianza al mundo”, sostuvo, destacando que la reciprocidad es un motor clave en las relaciones internacionales.
El presidente Rodrigo Paz, por su parte, subrayó que esta política forma parte de un plan mayor para atraer divisas mediante el turismo, un sector que considera estratégico para fortalecer la economía.
¿Y los viajeros bolivianos?
El Gobierno también mira hacia afuera. Según Aramayo, Bolivia iniciará gestiones para eliminar la visa de ingreso al espacio Schengen, un objetivo largamente esperado por quienes desean viajar a Europa. Aun así, el canciller advirtió que este proceso tomará tiempo, pues el país debe superar pendientes vinculados a su inclusión en listas internacionales como la del GAFI, que ha dificultado acuerdos diplomáticos en años recientes.
Con esta decisión, Bolivia apuesta por una doble apertura: atraer a más turistas del mundo y avanzar gradualmente en derribar las barreras que hoy enfrentan los bolivianos al viajar. Una señal de que el país busca reinsertarse plenamente en el circuito global, potenciando tanto su imagen como su economía.
