“Ni precio ni peso, no se mueven”. Con esa frase, el viceministro de Comercio, Gustavo Serrano, ratificó la decisión del Gobierno de mantener el pan de batalla a 50 centavos, pese a que los panificadores federados ya definieron elevar su precio a 80 centavos ante la falta —aseguran— de harina subvencionada durante los últimos tres meses.
El pronunciamiento se realizó en una conferencia conjunta con autoridades municipales de El Alto y La Paz, en un intento por mostrar un frente institucional frente a la escalada del precio del pan. Serrano insistió en que el Gobierno “está haciendo todos los esfuerzos para apoyar a los verdaderos panaderos”, y remarcó que el peso del producto debe mantenerse en 60 gramos como mínimo.
Mientras tanto, los panificadores sostienen que ya no desean depender de la subvención estatal y que necesitan fijar precios acorde con los costos reales del mercado, debido al incremento sostenido de los insumos. A ello suman su denuncia de que la harina subvencionada dejó de llegarles desde hace tres meses.
Serrano, sin embargo, afirmó que el apoyo nunca estuvo en duda, aunque reconoció que se excluirá a “clanes” que presuntamente se beneficiaban indebidamente del programa de subvención.
Para intentar destrabar el conflicto, el Gobierno convocó a una reunión con los panaderos a las 18:00 de este jueves. Pese a ello, en distintos sectores de la ciudad de La Paz el pan ya se comercializa a 80 centavos, lo que ha generado preocupación entre los consumidores.
La vocera de la Alcaldía de El Alto, Beatriz Zegarrundo, pidió a los panificadores “ponerse la mano al pecho” y anunció controles municipales, además de convocar a la ciudadanía a reportar abusos. Por su parte, el alcalde de La Paz, Iván Arias, respaldó la decisión del Gobierno de evitar el incremento del pan e informó que su municipio también realizará operativos.
El conflicto, que combina tensiones económicas, problemas de abastecimiento y disputas institucionales, mantiene en vilo a la población, que observa cómo el precio del pan un alimento básico empieza a variar a pesar de los llamados a mantenerlo.