La mañana estalló en Brasilia cuando la Policía Federal ingresó a la residencia de Jair Bolsonaro y ejecutó una nueva orden de detención preventiva contra el exmandatario, que ya cumplía arresto domiciliario por su condena relacionada con el intento de golpe de Estado.
La Corte Suprema autorizó la medida para “proteger el orden público”, en un contexto donde las tensiones políticas no han dejado de crecer. La decisión llega apenas un día después de que la defensa del exgobernante pidiera cumplir su sentencia de 27 años desde casa por motivos de salud.
Bolsonaro, sentenciado por buscar mantenerse en el poder tras su derrota en 2022, fue trasladado inmediatamente a dependencias policiales. Su situación se complica aún más mientras el Supremo también ordena la captura de uno de sus aliados más cercanos, el diputado Alexandre Ramagem, acusado de huir clandestinamente antes de dirigirse a Estados Unidos.
El nuevo arresto del líder ultraderechista confirma que el caso por golpismo entra en una fase decisiva y marca otro capítulo de alto voltaje en la ya fracturada escena política brasileña.