Bolivia enfrenta uno de los momentos económicos más críticos de su historia reciente. La deuda externa alcanzó los $us 13.345 millones en mayo, marcando un récord alarmante en medio de una creciente crisis fiscal, escasez de divisas y caída de la calificación de riesgo país a CCC-, nivel que roza el default.
Los principales acreedores del país son el BID, la CAF y el Banco Mundial, con China liderando los préstamos bilaterales. El Banco Central asegura estar cumpliendo con los pagos, pero analistas advierten que el modelo económico es ya insostenible.
Expertos como Juan Antonio Morales y Fernando Romero alertan sobre la urgencia de recortes fiscales, devaluación y reestructuración profunda del gasto público. Mientras tanto, el Gobierno actual se niega a considerar alternativas como acudir al FMI, a pesar de que organizaciones como la Fundación Jubileo consideran esa vía necesaria para evitar un colapso mayor.
Con un déficit creciente y más dinero saliendo que entrando al país, el futuro económico inmediato será un verdadero campo minado. La estabilidad financiera dependerá de las decisiones que asuma la próxima administración en sus primeros días.