Gabriel Sarmiento, influencer venezolano de 23 años, fue asesinado mientras transmitía en vivo por TikTok denunciando los vínculos entre la banda criminal Tren de Aragua, considerada terrorista, y policías de la ciudad de Maracay. Durante su última transmisión, con cerca de 300 espectadores, alertó sobre la complicidad entre funcionarios policiales y delincuentes, señalando con nombre y apellido a varios policías y criticando la inacción del fiscal del estado Aragua ante sus denuncias. “Estamos cundíos de funcionarios delincuentes que trabajan con delincuentes comunes”, dijo poco antes de ser atacado.
En la transmisión se escucharon disparos y gritos desesperados cuando dos hombres armados irrumpieron en su domicilio y le dispararon nueve veces. Gabriel perdió la vida en el acto, mientras que su madre resultó herida en el abdomen y fue trasladada a un hospital en Maracay, Venezuela. A pesar de la gravedad del crimen, hasta la tarde del lunes las autoridades venezolanas no habían emitido pronunciamientos oficiales ni habían iniciado una investigación pública, lo que ha generado indignación y preocupación en redes sociales y medios de comunicación sobre la impunidad y la falta de protección para quienes denuncian la corrupción y el crimen organizado.
La banda Tren de Aragua, con base histórica en la cárcel de Tocorón, ha extendido su control en la región a través de narcotráfico, secuestros, extorsiones y asesinatos. El asesinato en vivo de Sarmiento expone no solo la violencia y la crisis de seguridad en Venezuela, sino también la profunda infiltración del crimen organizado en instituciones estatales. Este caso pone en evidencia la urgente necesidad de que el Estado garantice la seguridad de activistas y periodistas y tome medidas concretas para combatir la corrupción y la impunidad que permiten que estas redes criminales operen con tanta libertad.