La tensión social se intensifica en Bolivia con el anuncio de movilizaciones masivas por parte de gremiales y la amenaza de un bloqueo nacional indefinido de caminos por parte de sectores evistas, a partir del 4 de junio. Las protestas, motivadas por la creciente crisis económica y la escasez de combustible, ponen en jaque al gobierno de Luis Arce Catacora.
Los gremiales de El Alto serán los primeros en salir a las calles este lunes. Su dirigente, Néstor Yujra, enfatizó que la protesta no tiene tintes políticos, sino que es un reclamo directo al Gobierno por el incremento insostenible de la canasta familiar. "El único pedido es que el presidente dé respuestas al pueblo boliviano", sentenció Yujra, a pesar de que el Gobierno ya ha lanzado dos planes económicos sin resultados perceptibles.
Por otro lado, los sectores leales a Evo Morales elevan el tono de sus demandas. Tras una semana de movilizaciones diarias en La Paz, el dirigente Juan Enrique Mamani anunció un bloqueo nacional indefinido de caminos desde el miércoles 4 de junio, bajo el "plan hormiga". Mamani responsabiliza al presidente Arce por la incapacidad de abastecimiento de combustible y advierte que las movilizaciones continuarán "hasta que este gobierno de Luis Arce Catacora abandone la silla presidencial", buscando la salida de Arce y la convocatoria inmediata a nuevas elecciones con la habilitación de Evo Morales.
La situación del transporte, que inicialmente había convocado a un paro nacional para el 3 de junio, se ha fragmentado. El sector en Cochabamba, al coincidir su medida con las protestas evistas, decidió suspender su amenaza, al menos por el momento. La inhabilitación de Morales para futuras elecciones, debido a la falta de una sigla política constituida y el vencimiento de plazos del TSE, añade más leña al fuego en el ya complejo panorama político y social del país.
