La creatina, conocida principalmente por su uso en el ámbito deportivo, ha captado el interés de la comunidad científica por sus posibles beneficios en el cerebro. Aunque se asocia comúnmente con el aumento de masa muscular y mejora del rendimiento físico, investigaciones recientes exploran cómo esta sustancia también podría tener efectos positivos en la función cognitiva.
El cerebro humano requiere grandes cantidades de energía para funcionar de manera óptima. La creatina participa en la producción de adenosín trifosfato (ATP), la principal fuente de energía celular, lo que la convierte en una candidata prometedora para mejorar el rendimiento mental. Estudios preliminares han sugerido que la suplementación con creatina podría ayudar a mejorar la memoria, la atención y la velocidad de procesamiento mental, especialmente en situaciones de fatiga o estrés cognitivo.
Además, se ha observado que la creatina puede tener un rol neuroprotector. Investigaciones han explorado su potencial en enfermedades neurológicas como el Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la depresión, aunque los resultados aún no son concluyentes. Se