El reciente aumento salarial decretado por el Gobierno boliviano ha generado preocupación en el sector gastronómico. Empresarios como Carlos Caero, presidente de la Cámara Gastronómica de Santa Cruz, consideran la posibilidad de invertir en maquinaria para reemplazar personal, buscando así evitar los incrementos salariales anuales. Caero advierte que muchas empresas podrían optar por la informalidad o el pago por día ante la dificultad de costear el nuevo salario mínimo de Bs 2.750.
En una línea similar, Jorge Vaca, presidente de la Cámara Hotelera, califica el aumento salarial de "abusivo e irresponsable", anticipando un impacto negativo en el empleo formal, con posibles despidos e incluso cierres de negocios. Vaca cuestiona la efectividad del incremento salarial en un contexto de pérdida del poder adquisitivo de la moneda.
Caero relata su propia experiencia, donde ya tuvo que reducir personal y ahora contempla la compra de una máquina como alternativa para mantener su restaurante operativo a largo plazo, sin la presión de futuros aumentos salariales.
