En medio de un ambiente de creciente polarización, el expresidente Evo Morales volvió a lanzar duras acusaciones contra sus exaliados Luis Arce y Andrónico Rodríguez durante un ampliado nacional realizado en Lauca Ñ. Morales denunció una supuesta conspiración, articulada junto a los magistrados autoprorrogados del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), destinada a impedir su participación en las elecciones presidenciales del 17 de agosto.
El ampliado, convocado de manera urgente para definir la estrategia electoral del evismo, reunió a delegados de múltiples sectores y regiones del país. Durante el encuentro, Morales sostuvo que el acuerdo entre el gobierno, Arce, Rodríguez y el TCP busca favorecer al Movimiento Tercer Sistema, excluyendo a su agrupación, PAN Bol, a cambio de que Rodríguez asegure la aprobación de créditos en el Senado. Este señalamiento refleja la profunda fractura interna en el oficialismo y la compleja lucha por el control político en el país.
Mientras tanto, en Yapacaní, Santa Cruz, la tensión escaló rápidamente cuando seguidores de Andrónico Rodríguez intentaban instalar un acto de proclamación de su binomio junto a Mariana Prado, bajo la bandera de Alianza Popular. La convocatoria fue interrumpida por un ataque con piedras y petardos protagonizado por simpatizantes del expresidente Morales, lo que derivó en enfrentamientos físicos y una situación de violencia que evidenció la volatilidad del escenario electoral.
A pesar del caos, la llegada de un grupo numeroso de seguidores de Rodríguez permitió que el acto continuara momentáneamente, con la intervención de los candidatos ante sus seguidores. Sin embargo, una vez finalizado el evento, los evistas respondieron con un ataque a la casa de campaña, provocando daños materiales significativos y marcando una jornada que ilustra la creciente radicalización y confrontación entre facciones políticas.
Este episodio subraya no solo la competencia electoral sino también la fragmentación del movimiento que durante años dominó la escena política boliviana. La disputa entre Morales y sus exaliados no solo refleja la lucha por candidaturas, sino también un conflicto de poder que puede repercutir en la estabilidad política y social del país en las semanas previas a las elecciones.