La ilusión de Boca Juniors en el Mundial de Clubes se desvaneció en su tercer partido, al empatar 1-1 contra el Auckland City, un resultado que, sumado a la victoria del Benfica sobre el Bayern Múnich, sentenció la eliminación del equipo argentino en la fase de grupos.
Los "Xeneizes", dirigidos por Miguel Ángel Russo, necesitaban imperiosamente una victoria y no lograron cumplir con su parte. Pese a la necesidad de un triunfo abultado, el equipo no pudo superar al que, a priori, era considerado el rival más débil del grupo.
Russo intentó un cambio de esquema, pasando a un 4-4-2 y dando ingreso a jugadores como el "Changuito" Zeballos y Edinson Cavani, buscando mayor protagonismo ofensivo. Sin embargo, las intenciones se quedaron cortas, con una preocupante falta de ideas más allá de los centros al área y una escasez de variantes en el ataque. La única vía para el gol provino de una jugada a balón parado.
Boca Juniors se puso en ventaja con un autogol de Nathan Garrow, lo que pareció abrir la puerta a la esperanza. No obstante, el Auckland City, que no había marcado en sus dos partidos anteriores tras recibir 17 goles sin respuesta, descubrió al inicio del segundo tiempo con un gol de Christian Grey tras un córner, igualando el marcador.
El partido sufrió una interrupción debido a un protocolo por tormenta eléctrica. Durante la suspensión, la noticia de la victoria del Benfica sobre el Bayern Múnich confirmó lo que los hinchas de Boca temían: la eliminación.
Una vez reanudado el encuentro en el Geodis Park de Nashville, que contó con una gran afluencia de simpatizantes de Boca Juniors, el equipo argentino fue incapaz de llevarse el triunfo. Este desenlace deja al club con tan solo dos puntos y en el tercer lugar de su grupo, y con las mismas dudas que arrastraba desde la dirección técnica anterior. Auckland City, por su parte, sumó su primer punto y su primer gol en la competición.