Una ola de temblores nocturnos estremeció Venezuela en las últimas horas, dejando a miles de familias en vela y con el miedo latente de nuevas réplicas. Entre los más de diez movimientos telúricos registrados, dos alcanzaron magnitudes de 6,2 y 6,3, convirtiéndose en los más fuertes de la jornada.
La región petrolera de Zulia fue la más golpeada, con epicentros localizados entre Mene Grande y Bachaquero. Allí, las escenas de nerviosismo dominaron la madrugada. El gobernador Luis Caldera confirmó daños menores en hospitales e iglesias históricas, pero descartó víctimas o heridos.
En Caracas, los edificios vibraron con fuerza y el recuerdo del terremoto de 2018 volvió a la memoria colectiva. Decenas de familias evacuaron espontáneamente sus viviendas, temiendo un desastre mayor. “Los vidrios sonaban como si fueran a romperse, todos bajamos a la calle sin saber qué iba a pasar”, relató Alicia de la Rosa, vecina de la capital.
Los movimientos también se sintieron en San Cristóbal, Mérida y en ciudades del oriente colombiano como Bucaramanga, lo que refleja la magnitud regional del fenómeno. Aunque no se registraron pérdidas humanas, la serie de temblores ha dejado a Venezuela en alerta sísmica y con la población preguntándose si lo peor ya pasó o si el suelo todavía guarda más sorpresas.