Bolivia vivió un domingo marcado por la emergencia ambiental: 3.422 focos de calor se registraron a lo largo del país, en medio de temperaturas extremas y ráfagas de viento que complicaron el panorama. Sin embargo, la llegada de un frente frío desde el sur trajo un alivio inesperado, con lluvias que comenzaron a sofocar los incendios en varias regiones.
“El día de ayer fue muy complejo. Cerramos la jornada con 3.422 focos de calor: 1.749 en Santa Cruz, 1.209 en Beni, 172 en Cochabamba, 90 en La Paz, 70 en Chuquisaca y 68 en Pando”, informó el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, en entrevista con Bolivia TV.
Según la autoridad, la mayoría de estos focos están vinculados a prácticas agrícolas tradicionales como el chaqueo, que en condiciones de sequía y sin control se convierten en incendios de gran magnitud.
Pero la naturaleza jugó a favor: las lluvias ya se sienten en el Chaco tarijeño, cruceño y chuquisaqueño, además de Santa Cruz y parte de la Chiquitania. “Eso nos alivia bastante, porque permitirá sofocar rápidamente los incendios y frenar la expansión de nuevos focos”, aseguró Calvimontes.
Se prevé que en los próximos días las precipitaciones alcancen también a Cochabamba, Beni y Pando, regiones que atraviesan la temporada más crítica del año en cuanto a incendios forestales, entre agosto y noviembre.
El problema, sin embargo, va más allá de un fenómeno climático. Cada año, la combinación del calor extremo, la sequía prolongada y el uso del fuego como herramienta agrícola reavivan una crisis ambiental que amenaza no solo los bosques y la fauna, sino también la salud y seguridad de miles de familias bolivianas.