Entre empujones, arañazos y mordidas, la Comisión de Economía Plural de la Cámara de Diputados aprobó en su estación en grande el polémico contrato para la explotación de litio con la empresa rusa Uranium One Group. La sesión, marcada por acusaciones y forcejeos, terminó con un resultado cuestionado por la oposición.
Aunque el oficialismo había anunciado que todas las votaciones serían nominales, la promesa no se cumplió. El presidente de la comisión, Hernán Hinojosa, ordenó instalar una urna para que los 13 diputados presentes emitieran un voto secreto, procedimiento que permitió aprobar el contrato en medio de críticas por falta de transparencia.
La diputada potosina Lissa Claros, una de las voces más firmes contra el acuerdo, anunció que impugnarán la decisión. Denunció que Hinojosa votó pese a que, por reglamento, el presidente de una comisión solo puede hacerlo en caso de empate, lo que según ella confirma la irregularidad del proceso.