El sarampión vuelve a encender las alarmas en Bolivia. Con 97 casos confirmados y un pico de contagios que aún no ha llegado, el Ministerio de Salud advierte que el país podría enfrentar una escalada peligrosa si no se logra frenar la expansión del virus.
El foco más preocupante está en una comunidad menonita, donde se reportan más de 35 contagios y una fuerte resistencia a la vacunación. “Estamos ante un escenario complejo. Si no logramos frenar el brote ahora, podríamos entrar en un descontrol”, advirtió el viceministro de Vigilancia Epidemiológica, Max Enríquez.
Mientras brigadas de salud intentan inmunizar casa por casa, las autoridades piden el compromiso de los padres: “Cuidar a los hijos es una obligación, necesitamos de todos”, remarcó Enríquez. Se están desarrollando reuniones con líderes menonitas para convencerlos de aplicar las dosis necesarias.
Desde Santa Cruz, el jefe de Epidemiología del SEDES, Dorian Jiménez, informó que un equipo de la OPS llegó desde Washington para hacer seguimiento riguroso al brote. Además, se evalúa si existen condiciones seguras para el retorno a clases tras el adelanto del descanso pedagógico. Los niños menores de cinco años siguen siendo el grupo más vulnerable.